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TodoPets Guia para ser un buen criador
 
Dra. Maria Elena Loza

En cuanto a los machos, por lo general todos son fértiles al año de vida, pero en muchos casos en ese lapso no han alcanzado aún la madurez sexual y no siempre logran dejar preñada a la perra. Por otra parte, al carecer de edad suficiente un perro de raza mediana o grande aunque esté en celo, a veces, no tiene la actitud de cubrir a la hembra. Porque eso depende de las hormonas masculinas y si todavía ese animal no está totalmente desarrollado sexualmente su libido carecerá de la magnitud necesaria. En general, cualquiera sea la raza y el sexo, la edad ideal para reproducirse se situaría a partir del año y medio. Al momento de elegir un reproductor hay que tener en cuenta en primer lugar el gusto de uno mismo. Luego, ver si ese ejemplar es el apropiado para la perra respecto a que tenga, por ejemplo, el mismo tipo, imagen exterior, color o talla. (En cuanto a esto último, hay que hacer una salvedad con las razas chicas, sobre todo con las minis. A las hembras conviene cruzarlas con machos de igual o menor tamaño, para evitarles problemas en el parto). En orden general, en todas las razas, se busca compensar los defectos. Si la hembra tiene alguna característica que no es del todo correcta habrá que elegir a un macho que, por sus virtudes, la neutralice. El objetivo es que ese rasgo indeseable, no aparezca en los cachorros. No hay seguridad total de que esto ocurra pero, las posibilidades de corrección aumentan.
La genética es un tema complejo. De todos modo, lo básico es que el criador tenga en cuenta los defectos de alta heredabilidad que pueden padecer ciertos perros como, por ejemplo, faltas dentarias, criptorquidismo, mala oclusión, displasia, etc. Los animales que posean anomalías cromosomáticas, no deben ser utilizados para criar. En lo que respecta al reproductor, hay que comprobar que sus parientes colaterales (hermanos o primos) o sus descendientes, no padezcan problemas genéticos. Otra cosa importante es investigar su pedigree porque de ahí surgirá si los padres o los abuelos padecieron alguna enfermedad transmitible. Pero, del mismo modo que hay que tener en cuenta los defectos hereditarios de los perros, también es preciso considerar las virtudes que transmiten. Sería ideal ver la familia de la cual proviene, pero no siempre es posible. Una de las pruebas que se realizan con todas las razas, tanto en la Federación Cinológica Argentina (FCA), como en POA (Club del Ovejero Alemán) es a través de los grupos de progenie. Allí se presenta al padre con los hijos obtenidos a través de distintas madres. Eso da una idea de lo que el macho reproductor puede transmitir. Lo deseable es que sus descendientes sean mejores que él. Los grupos de progenie son una ayuda para saber cómo es el reproductor. Para que tanto una perra como un perro puedan llegar a ser buenos reproductores deben ser bien cuidados desde que nacen. Y no me refiero solo a la atención que le haya brindado su madre sino también al celo puesto por el criador luego del destete.
Además de un correcto cumplimiento sanitario (vacunas y antiparasitarios, al día), el esmero puesto en la socialización de los cachorros ayudará a que de adultos se comporten de forma óptima. Vale decir, que las perras sean muy buenas madres y los machos presten los mejores servicios.
El peso en las perras puede traer algunas dificultades de reproducción. Las que son obesas pueden manifestar, por una cuestión hormonal, un índice de fertilidad menor que las perras normales. En caso de delgadez, ésta debería ser muy extrema para que perturbara en algo la facultad de reproducción. Sin embargo, las deficiencias nutricionales pueden provocarle a la perra trastornos durante la lactancia y, en ocasiones, reabsorciones embrionarias o mortandad de cachorros. Para evitar todos estos inconvenientes, se aconseja que antes del servicio esté en su peso justo. Para llevar adelante una buena alimentación en la perra, en la primera mitad de la gestación se debe mantener una dieta normal. En la segunda mitad, se aumenta la alimentación, sin llegar a que engorde. Se le debe ofrecer un alimento bien balanceado, en cuanto a proteínas, grasas e hidratos de carbono (se sabe que dietas muy pobres en hidratos de carbono pueden llegar a producir mortandad fetal o mortandades perinatales, porque el cachorrito recién nacido depende de las reservas que le proveyó la madre durante los últimos meses de gestación).
Finalmente, durante la lactancia, que es el momento de mayor exigencia para la perra, se suplementa adlibitum, o sea, a voluntad. En cuanto a la desparasitación de la perra, ésta debe estarlo durante toda su vida. Pero cuando se programa un servicio, unos días antes que entre en celo hay que efectuarle un análisis de materia fecal para determinar que tipo de parásitos puede tener y, en ese momento, desparacitarla. Operación ésta que debe repetirse durante la primera desparacitación de sus hijos (A los cachorritos se los desparasita, normalmente, a los 15 días de vida).
La mortalidad fetal no tiene necesariamente relación con la administración de antiparasitarios. Ocurre que existen ciertas drogas antiparasitarias que producen efectos teratogénicos (malformaciones). Cuando eso ocurre los cachorros pueden morir dentro del útero o nacer y no sobrevivir. De ahí la importancia de desparasitar a la perra antes del celo y no en el momento de la gestación. En el caso de tener que hacerlo en esa etapa, es imprescindible consultar con el veterinario para saber que medicación utilizar a fin de no dañar a los cachorros. En cuanto a 1a atención del sistema inmunológico, hay que adoptar con las vacunas las mismas precauciones que con los antiparasitarios. Deben ser aplicadas antes de que la perra entre en celo, porque en esta etapa y en la de gestación, el animal está como inmunodeprimido, de ahí que no sean esos los mejores momentos para vacunarlo. En caso de que haya sido vacunada con anterioridad, es preciso controlar que las vacunas estén vigentes. Pero si se corre el riesgo de que venzan durante la gestación, es preciso revacunar a la perra.
De este modo, su calostro, que es lo primero que van a mamar los cachorros, contendrá una alta carga de anticuerpos que brindarán las defensas necesarias durante el primer mes y medio de vida. Por todos los medios hay que intentar que reciban esta protección natural. Incluso, si algún perrito no tuviera fuerzas suficientes para mamar en el primer día, hay que extraerle la leche a la perra y dársela a través de un gotero.
Más allá de cumplir con todos los requisitos sanitarios (planes de vacunación y antiparasitarios al día) es muy conveniente efectuarle un estudio del semen (espermograma) antes de que comience a hacer los servicios para saber, con precisión, con qué frecuencia podrá realizarlos. Si posee un semen de excelente calidad, va a estar en condiciones de hacer servicios todos los días o día por medio, sin que se altere su índice de fertilidad. En cambio, si posee un semen pobre, el dueño de ese animal va a saber que su perro no podrá servir más que a una perra por semana para que, realmente, quede preñada. Además, a aquellos perros que prestan muchos servicios, conviene realizarles, aproximadamente cada seis meses, un espermograma de control. Muy importante de tener en cuenta (tanto en machos como en hembras) es el tema de la brucelosis, enfermedad bacteriana que se transmite no sólo por contacto sexual, sino a través de la mucosa oral. Si un reproductor lame las secreciones de una perra infectada puede contraer la enfermedad. Por eso, el dueño de un reproductor, debe exigir siempre que la perra con la cual lo va a cruzar tenga su certificado de libre de brucelosis, al día. Debe estar actualizado porque no sirve un certificado con un año de antigüedad. Como medida precautoria, convendría hacerle hacer al macho reproductor un análisis cada tres meses.

 

 
 
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